jueves, 12 de mayo de 2011

Es tan igual...

Esta noche es una de esas noches en las que necesito escribir, necesito escribir porque no puedo dormir, no puedo dormir porque no puedo dejar de pensar…
Pensar no es fácil, muchos menos lo es cuando tienes que pensar sobre ti que tan bien te conoces, sobre tu futuro en la vuelta de la esquina, sobre las veredas correctas para salir del laberinto, sobre el as de corazones en tu pecho…
Mis inquietudes traspasan montañas empedradas que, a veces, me elevan a altares infinitos, a veces, me aprietan con un fuerte nudo en la garganta. Torbellinos de imágenes, lugares, caras y visiones se me cruzan en noches como estas sin saber muy bien porque, ni hacia donde me llevan.
No es la primera y posiblemente no sea la última, espero que así sea porque dejarse llevar suena demasiado bien cuando la veleta muestra la dirección “correcta” de nuestras vidas, pero dejarse llevar supone no afrontar destinos, no mirarle al miedo a los ojos, no cargar sobre tu espalda el peso de las consecuencias…Debemos tomar decisiones que nos acerquen a rozar sueños o que nos partan el alma con la lección aprendida, escribir nuestra historia como queremos, como siempre la habíamos soñado…
Mientras me evado en mi mente con reflexiones absurdas que no llevan a nada, allí, al otro lado están ellos, estáis vosotros…Vosotros que pasáis noches en vela, en las que también os aprietan la garganta, en las que os acercáis a temerosos abismos oscuros…No hay nadie que  necesite *más que el aire para mecerse entre los telares del tiempo.  Somos iguales, sufrimos el mismo dolor, es tan igual…el mismo dolor.
En ocasiones, los fantasmas de las noches en vela se espantan fácilmente…no se necesita más que una sonrisa, un abrazo, unas palabras de aliento, de comprensión sincera que te ayuden a despejar matorral de tu sendero. Todos sufren, todos piensan, todos sufrimos, todos pensamos…hasta esos poderosos que se cruzan ante nosotros día a día. Debemos ser conscientes que podemos influir en el estado de ánimo de las personas, porque muchas, solo necesitan un pequeño empujoncito que le ayude a vivir. Podemos cambiar destinos, podemos cambiar estados de ánimo, podemos ser felices…¿queremos?