miércoles, 5 de diciembre de 2012

Diciembre


El tiempo se detiene mientras observas el fuego, sentada al refugio de tus pensamiento, cercana a la hoguera en cual quemas hojas del dichoso calendario. Al fin llegó Diciembre, este mes que tanto amas.

Me gusta Diciembre. No parabas de repetirme una y mil veces, mientras paseábamos por las calles heladas sin saber muy bien hacía donde ir. Al igual que a mí, te encantaba pasear sin ningún destino, dejándote llevar por tu propio instinto, con la banda sonara de tu vida susurrándote al oído.

Surcar las calles completamente sola, rodeada de tanta gente, te hacía sentir libre, te hacía volar entre el mar de asfalto, te llevaba a estadios de reflexión y paz interior. Era una pasión que compartíamos, pasear juntos se convertía en el ritual de compartir pasos con tu otra mitad en otro cuerpo, haciendo fundir dos almas bajo un mismo destino.

Disfrutabas con esa sensación de frío intenso en la cara, el cosquilleo en los dedos de los pies mientras caminabas, llegar a casa para sentarte en tu sillón favorito y observar sin prisa las llamas que consumen la leña del olivo...

En una tarde como esta vuelves a encontrarte ahí. Recuerdas, aparentemente serena, los últimos meses de prisas, gritos, miedos y besos. Todo lo que sucedió fue tan intenso, que ya, ni tan siquiera el frió Diciembre te ayuda a encontrar la calma que se ha marchado junto a mis maletas.

La seguridad que te aportaba mi sola presencia te hizo volar tan alto que no supiste aceptar cuando tus pies tocaron tierra firme. Compenetrarse no significa decidir por dos solo pensando en ti, imponer tus propios objetivos pisando los de los demás..."Dame alas para volar, al igual que yo pretendo dártelas a ti" te solía decir...

Ahora ya no estoy, no estaré más. En eso piensas en esta húmeda tarde de Diciembre, tu tranquilidad se resquebraja...porque el oído que te escuchaba, las manos que te sostenían, los labios que te besaban, y las palabras que necesitabas se fueron...se fueron desde el mismo momento en el que tu te fuiste de esta dualidad que formábamos, de esta compenetrada complicidad...

Tras el apagón, me sigues observando desde la ventana mientras fumas un cigarro, observas como sigo dando esos paseos que antes dábamos juntos, para seguir persiguiendo aquello que aún no he encontrado...

No volveré a estar ahí compartiendo el tiempo, sueños, ilusiones y ganas de volar que tanto compartimos...ahora tu sueñas no dejar de soñar sin mi, a la orilla de esa chimenea que nos vio llegar y partir...esperando, temblorosa, que pase la marea de mi ausencia...

miércoles, 28 de noviembre de 2012

La Sinceridad, enemiga del ganador...


¿Porqué escribes? Me han preguntado alguna vez...- No se. Suelo responder sin ir más allá...No me gusta mentir y no miento así. No hay respuesta sincera que pueda describir. Quizás un cúmulo de hechos que se resumen en ninguno hace que derrame letras en un minúsculo espacio de la red.

Puede que sea un aullido contra el mundo bajo un semianonimato particular, o tal vez la forma de liberar mis frustraciones del día a día, de soñar despierto una vida que no será la mia o de aparentar algo que nunca llegaré a ser.

Tal vez el hecho de pensar que alguien se puede sentir idenficado con mis palabras o de intentar reflotar fuera a otros de este mar de dudas en el que me encuentro yo. Como hombre que soy, tal vez pretenda que incautas lectoras vengan a besarme con pasión, o quizás, pretenda sentirme algo más que un ser cotidianamente trivial que no esconde nada de extraordinario.

Por todo esto, o probablemente por todo lo contrario, es por lo que vuelvo a pasar por aquí cuando ya me había prometido que no volvería, cuando ya casi olvidaba este trocito de mí ante los ojos del mundo.

Y al cabo, nada pierdo, nada gano. No alivia mis frustaciones como me gustaría ni me hace soñar más de lo que pueda soñar una noche cualquiera. No me hace sentir mejor de lo que realmente soy y tampoco creo que nadie haga mis palabras como suyas en noches de insomnio traicionero.

De igual modo, no me sobran los besos, comenzaré a suplicar alguno...no me siento más especial que aquel que puedan llamar raro, sin ser diferente...a la fin, no deja de ser un juego entre la ficción y la realidad al que acudir cuando la cabeza no cesa de dar vueltas...

Pero en el momento menos oportuno, aparece un comentario a una cuenta polvorienta que, por que no decirlo, hacer batir mi corazón como batía aquel día en que lanzaba un penalti decisivo o como lo hacía cuando le propuse salir a la primera chica...porque la emoción provoca al pensamiento, y el pensamiento a su vez, provoca acción...y la acción hace que te siestas vivo, tal y como me siento yo hoy...

martes, 28 de agosto de 2012

El Sonido que rompe el silencio...


"Cuando hables, procura que tus palabras sean mejores que el silencio" dice el proverbio.
Creo que hablo más de lo que quiero, cuando no digo nada. Hablo más de lo que quiero, cuando preferiría estar callado... Hablo más de lo que debo cuando mis palabras son triviales, banales, sin sentido...que no aportan nada nuevo a este mundo estancado de pensamientos. Me pierdo entre licores, risa facil, música de rebaño y mediocridad...que me siento incapaz de que mi voz pueda expresar lo que a veces atormenta mi mente...

Me basta comer con gula mangares suculentos, beber sin sed líquidos espirituosos, bailar sin ritmo música comercial y tocar, si nos dejan, cualquier turgente teta...

No se trata de hablar de política, del gobierno, de la crisis, de los que nos roban y de los que no, de estudios que no llevan a nada...tampoco se trata de hablar de la especulación, del libre comercio, de la globalización y del poder desmensurado de bancos y multinacionales...no se trata de eso, es algo más cercado.

Me inquieta nuestra vida, mi propio egoismo, el egoismo de los que me rodean, nuestra pasividad conjunta ante tantos temas que tenemos tan cerca, como si fuesen reflejados en nosotros como un cristal que no deja ver. Parece que nos basta con beber, comer, tener más dinero que el de al lado y follar todo cuanto se pueda para ser feliz, para cubrir nuestra vulgar pirámida de necesidades.

Cuando una persona nos pide dinero en la calle, rechazamos darle porque pensamos que es para comprar vino ¿y qué? Yo bebo vino. Cuando entre la telenovela y el programa del corazón aparecen imágenes de gente que muere de hambre, de guerras y de catástrofes, cambiamos de canal como si fuere un anuncio más de esta televisión "informativa". Parece que vivimos ajenos a una realidad que no tenemos tan lejos, mientras que sigamos engordando nuestra proluverantes tripas no nos pararemos a pensar en esto...no se si consigo explicarme, posiblemente no.

Me inquieta que soy consciente de ello, que pudiendo estar ayudando a alguien a vivir un poco mejor, o mejor dicho, solamente a vivir, me quedo sentado en mi sofá disfrutando de mi acomodada vida, convenciendome a mí mismo que no merece la pena hacer nada por nadie que no hace nada por mí...con mi hipocrésia a flor de piel, sigue la lucha en mi interior.

lunes, 9 de julio de 2012

El Punto Final


Llegó el día en que despiertas entre la neblina de la despedida y la tristeza del adiós ubicado entre estas habitaciones que jamás volverás a ver. Todo lo que ayer fue alegría, risas, desfase y alcohol hoy se torna en penumbra, soledad, tristeza y silencio sepulcral. Las paredes quedaron manchadas, la serpentina esparcida por el suelo, la mesa llena de vasos que no se terminarán de beber y la mente llena de recuerdos que nunca se podrán borrar.
Así terminó todo, así vivirá en nuestros corazones, porque hoy solo queda recoger uno por uno cada sueño que hicimos realidad y meter en maletas todo lo que compartimos para llevarlo hacia otros lugares.
A partir de hoy solo queda mirar atrás, no se podrá rectificar aquello que se hizo mal, no se podrá mejorar aquello que no se terminó de hacer, y, como la espina clavaba que te acompaña para siempre...no se podrá hacer lo que ya no se hizo.
Miles de momentos recorren mis rincones como la más clara transición de tu vida en lentas imagenes ¿Con que quedarse? ¿De que desprenderse? ¿Que fue de aquello que no se dijo? O que, tal vez, se dijo de más.
Me inquietan los silencios de aquellos que miran recelosos mientras te alejas para no volver, me incomodan los que hablan de más sin apenas saber, me reconforta que los que pensabas que estaban ahí, seguirán estando ahí, y me duele esperar algo más de los sentimientos que hubo entre lágrimas, ahora separado para siempre con un frío Adiós.
Con estas palabras se llega a el punto final de estos últimos seis años, palabras que se ocultan a la sombra de este lugar, palabras que no he sabido decir a los ojos de la gente que me importa, de la gente que me dio su amistad sin esperar mucho más que la mía, de aquellos que ven bajo mi rostro sencillo e inescrutable un remolino de emociones y sentimientos...de aquellas personas que no volveré a ver jamás, de aquellas que no tuvieron el valor para quedarse, y de aquellos que sabiendo muy bien quienes son, estarán Para Siempre.
Sed Felices!


miércoles, 27 de junio de 2012

Ellas


Veintisiete de Junio de dos mil doce, tres y media de la mañana, la siesta, el café, y ninguna ocupación irremplazable que hacer mañana, hacen que vuelva a desnudarme ante esta pantalla, mientras el ventilador rompe con su ronroneo el silencio de la noche.

Me encantan las noches, vuelvo a repetir… su mágico silencio, la lentitud del reloj, las reflexiones vitales que compartir con la almohada, rememorar lo que se fue y fantasear lo que se quiere ser…

Esta noche pienso en ellas, pienso en vosotras, en las que estuvieron, en las que se fueron, en las que no quisieron estar, en las que no quise que estuvieran, en las que estarán y en las que no se si están o no…

Recuerdo los primeros amores, la infancia, cuando un cruce de miradas suponía la mayor aventura emocional jamás vivida. La lunática adolescencia, con todo su recorrido, en el tiempo en que el mayor de los retos consistía en sentarse al lado de la chica que te gustaba e intercambiar alguna frase, por absurda que fuera. La edad en la cual tenía tan claro que me moriría contigo si te matas, en que me mataría contigo si te mueres, como jamás lo he vuelto a tener. El contacto con sus manos en el cine, cuando Godzila rugía fuerte mientras destrozaba una ciudad o Leonardo DiCaprio se hundía hacía el fondo del mar junto al vulnerable Titanic. Los primeros besos, el caos hormonal, los primeros corazones rotos, el inicio de algún fracaso de las experiencias que dejaron huella.

Más cercanos tengo otros besos, de aquellas relaciones que empezaron igual que terminaron, sin hacer ruido, sin levantar la más mínima emoción. De otros besos a rostros borrosos que jamás he vuelto a ver. De momentos infinitos compartidos en un pequeño colchón, de dejarse llevar sin saber muy bien a donde, de recordar su pasada presencia y sentirte bien.

Más lejanos están otros besos, aquellos que nunca di, aquellos que jamás daré. Aquellos en los que el miedo me impidió dar el empujón definitivo hacia el deseo cuando ya se divisaban cercanos el surco de sus labios. Esos que se perdieron, que jamás serán recuperados, y que en ocasiones levantan hilos de incertidumbre en mi interior.

Ahora imagino otros, no se a que saben, no se de quién serán...quizás de alguna conocida, de alguna que esta por llegar, o quizás sean los tuyos, que lees estas letras sin saber muy bien porque…

Nunca se sabe que es lo correcto, lo incorrecto… o si tu, o yo, o alguien hubiese dado un poquito más, tal vez ahora estaríamos compartiendo colchón. Miro al frente, no veo nada, mientras espero expectante lo que este por venir…solo me queda volver al rincón de mis sueños, donde cada noche vuelvo a imaginar todas esas bocas que nunca fueron mías, que nunca serán mías…


jueves, 21 de junio de 2012

Recuerdos


Era la forma ideal de liberar mis frustraciones, de soltar toda la rabia contenida por lo ingrato que era la sociedad conmigo, tan solo tenía que acercarme a la pequeña puerta de la despensa de mi antigua casa y golpearla de puntera una y otra vez mientras apretaba los dientes con furia. Tras el paso de unos minutos la irá había desaparecido.
A veces me costaba dormir, vueltas y más vueltas de un lado al otro de la cama que por más cansado que estaba se hacía imposible conciliar el sueño. Cada persona tendrá sus hábitos para remediar esto, es mío no era muy sofisticado, consistía en golpear la cabeza contra la almohada repetidamente, en un ritmo acompasado y melódico que, quizás por cansancio o por el mismo aturdimiento que producían los golpes, hacía que consiguiera dormir.
Siendo muy pequeño, en alguna ocasión, mientras dormía en mi cuna prehistórica y los mayores cenaban abajo en reunión familiar, mis primos subían en visita furtiva  para ver al bebe que era yo por entonces. Al escuchar ruido, habría los ojos y solo llegaba a ver sus siluetas salir de forma clandestina por la puerta de la habitación. Solo, sumido en la oscuridad, en el silencio absoluto, lanzaba llantos sordos de tristeza agarrado a una de las barras metálicas.
En la misma época, todos los días paseaba con mi madre dentro de mi carrito dirección a casa de mis abuelos, en el trayecto, no se como es posible recordarlo, había un gran pino que se postraba ante mi, majestuoso e imponente. Recuerdo como me esforzaba en estirar la mano para alcanzar una de sus suculentas piñas. Nunca lo conseguí, materialmente imposible. En la actualidad el pino ha desaparecido.

Hoy, también me invaden frustraciones que no siempre pueden ser contenidas. A veces también me cuesta dormir sin encontrar una explicación, incluso en algún momento me he sentido tan sólo que lo mas inteligente hubiese sido ponerse a llorar. También he alargado el brazo para alcanzar algún sueño, y este se me resistió hasta que desapareció.
Son las pequeñas trabas, los pequeños inconvenientes que nos encontramos a lo largo de la vida, no importa la edad que tengas, ni tus artimañas para combatirlo.

Ahora, mis frustraciones, mis desvelos, mis soledades sin estar tan solas, mis sueños que se escapan...son mitigados con la más valiosa conversación con algún soñador incansable, son reflexionados y meditados al reposo de un colchón, en el cuál, día tras  día, noche tras noche, imagino, vivo y planifico la forma de alcanzar mis sueños, planeo el siguiente plan malévolo para escalar un peldaño en mi particular pirámide de necesidades y, a veces, me complazco de saber que tengo la inmensa fortuna de poder manipular y decidir mi destino, de caer a los más profundos abismos y resurgir con más fuerza con la dosis justa de deseo, con la certeza de que en el momento que me disponga a dormir sin luchar por un sueño, habré muerto.

martes, 24 de abril de 2012

¿Por qué?


Llaman al timbre cuando el partido más interesante estaba, presionábamos nuestro vaso para no movernos del sillón resistiendo quién salía a abrir, finalmente a toda prisa recorrí el pasillo y abrí la puerta. Detrás había un hombre de unos treinta años, ojos tristes, tono serio, que sujetaba un carrito de la compra medio abierto, tras mirarnos unos interminables segundos comenzó a decirme, “perdona que te moleste, tengo dos hijos, llevo meses sin trabajo y no me queda más remedio que salir a pedir comida de puerta en puerta, no es agradable pero…” “Tranquilo, tranquilo no importa”, le dije con celeridad. Entré en la cocina, tras mirar fugazmente en la despensa, cogí la típica bolsa de macarrones estudiantil, tomate, salchichas, no sé que más…se las di, las metió en el carrito, me dio las gracias y se fue. Cerré la puerta y me quedé un instante pensando en la situación que acababa de vivir, volví al salón sin prisa, el partido seguía frenético, - “¿Quién era?” Alguien preguntó, - “Un hombre, pedía comida”. – “¿Rumano?” Otra voz preguntaba mientras no quitábamos la mirada de la televisión. – “No, era español.”

Tras contarles por encima lo sucedido, otro compañero comenzó a narrar otro caso parecido, se trataba de un africano que vivía en su pueblo, perdió su trabajo, lo habían echado de su casa, y llevaba tres días durmiendo en la calle, entre unos cartones. Cuenta que se acercó a la instalación deportiva donde trabaja mi compañero para pedirle que le dejara ducharse porque llevaba tres días en la calle. Pasó sin problemas a ducharse, al terminar intercambiaron algunas frases, esa persona le explicaba como había llegado hasta ahí, hasta ese momento en que mendigaba una ducha caliente…mi compañero le dio 10 Euros para que comprara comida y se marchó, - “Jamás vi una mirada que mostrara tanta gratitud y a la vez tanta desolación”, comentó mi amigo. Al salir y apenas caminar unos metros soltó su desgastaba mochila vieja, donde guardaba la poca parte de vida que le quedaba, y comenzó a mirar el horizonte, mirada perdida, rotando sobre su pies lentamente, una y otra vez sin tener fuerzas para que ni su propio instinto pudiera marcarle un camino. Mi compañero lo observaba desde la ventana, ese día comprendió la insignificancia del ser humano, la incertidumbre llevaba a sus extremos más crueles, el futuro, tan presente, como no saber si vivirás mañana, en el sentido literal de la palabra.

Otro amigo, a continuación comenzó a contar como hace unos días un hombre le paró para pedirle algo para comer, llevaba dos días sin probar bocado – “no supe como reaccionar, le hice un bocadillo de atún y se lo di, se lo comió rapidísimo”. Nos contaba. Otro amigo cuenta como una mujer mayor, al salir de su portal, le pedía por favor que le dijera a su señora que si le podía “echar una hora de limpieza en la casa”, que no tenía dinero, no tenía para comer. Y así llegaron más historias, de amigos, de amigos de amigos, de como se sucedían en tiempo y forma en los últimos meses.
Abrimos otro litro mientras seguíamos contando sucesos parecidos, el partido pasó a un segundo plano que solo renacía entre los silencios reflexivos de cada uno de nosotros, finalmente terminó 0-0, aunque ya importaba poco. Así seguimos un buen rato más, entre birra y birra hablamos de los pobres, de los no tan pobres, de los ricos, de los no tan ricos, de como esta pequeña muestra es solo la más mínima parte de la gente que no tiene para comer, que muere de hambre a diario.

La cerveza se terminó, cada uno se fue a su habitación con un pinchacito en el alma, que, aunque rápidamente cicatrizable, abre su herida de vez en cuando.
Comenzamos a ver como esa África tan lejana ha cruzado el estrecho, como el vagabundo de los barrios marginales ahora duerme en nuestro portal y de como, hemos ignorado este problema siempre. El ser humano es despiadado, deja morir a sus hermanos para engordar sus protuberantes tripas, especula con lo esencial, con el trigo, con el maíz, con el agua. Derraman sangre inocente por avaricia, por los mercados que lastran la esencia de la vida. ¿Qué somos? ¿En que nos hemos convertido?

Por muchas vueltas, reflexiones, análisis, paranoia alcohólica…no podemos encontrar explicación. No tenemos fuerzas, es más, no nos planteamos la más mínima acción para cambiar esto, para cambiar todo, solo, a veces, cuando te pegan la bofetada en tus narices a doble mano nos sentamos a reflexionar para olvidar mañana.

No tenemos explicación, no tenemos fuerzas, solo nos cabe hacernos la pregunta más simple, pero la más compleja, la tan comediada, la tan repetida, la tan abstracta, la tan absurda, que solo nos cabe pronunciar un ¿por qué?

sábado, 7 de abril de 2012

Ritorno

Deseaba volver a sumergirme en aquello que hace tanto que no hago, las habitaciones oscuras, las resacas solitarias, la mente libre, el corazón revuelto…
La rutina me atrapó con sus garras afiladas, el horario volvió a ser cuadrado y los sueños se esfumaron con un contrato de prácticas, con un proyecto interminable, con la vida de cualquier persona cotidiana…
Alejado de lo místico, de lo profundo, alejado de la dualidad cuerpo-mente, alejado de soñar los sueños para vivirlos mañana, así he vivido estos últimos días, quizás meses, quizás una eternidad…
Regreso convencido de que nadie te recordará por aquello que no has dicho, nadie sabrá valorarte por aquello que no has hecho y nadie sabrá reconocerte aquello que no quisiste conseguir, y sin embargo, seguimos callados, seguimos quietos, seguimos dejándonos llevar día a día consumiendo nuestros minutos de una forma tan trivial, tan banal que me hace estremecerme cada vez que, en un costoso alarde de ingenio, aparece esta percepción fugaz por mi mente.
Quizás no necesitamos la palmadita en la espalda de nadie para sobrevivir, pero la sociedad nos guía por su camino  grabado a fuego en nuestras mentas, es difícil salirse del guion establecido, nos manipulan, nos mienten, nos engañan  a cambio de circo y pan, este pan al cual, más de un acomodado,  iremos a buscar a los contenedores de basura antes de lo que esperamos si no lo combatimos.
Vuelvo a tener ganas de escribir y escribiré, vuelvo a tener ganas de soñar y sonaré, vuelvo a querer luchar por cambiar mi pequeño mundo y lucharé…
Seguiré atormentando al que alguna vez pasó por aquí.