viernes, 22 de abril de 2011

Con noticias de Holanda...

Tan fácil como subirse a un avión, contemplar el infinito desde esa minúscula ventanilla y sentir el mundo a tus pies unos momentos, comprendiendo plenamente lo insignificante que eres. La tierra parcelada, las ciudades cuadrificadas, el mar inmenso, surcar las nubes y mirar el sol apareciendo por ese horizonte lejano.
Ámsterdam abre sus brazos, ciudad mestiza de tierra y agua, campos verdes y tulipanes de mil colores, canales repletos de historias, respeto y libertad caminan de la mano.
Un paseo por sus calles es sumergirse en la multiculturalidad, un huracán de bicicletas desafía a tranvías y transeúntes sin saber por dónde aparecerán mientras otros tantos navegan tranquilos por los amplios canales.
Ciudad cosmopolita bajo su convivir respetuoso, integrado y evolucionado para envidia de muchos, consuelo de tantos bajo esta torre de babel cotidiana. El aroma a flor quemada que irrita gargantas te planta una sonrisa en la cara, sumerge en sueños profundos a los que buscan un porque vivir, te eleva a lo profundo de tu mente abriendo caminos. Marilyn te guiña un ojo tras el cristal de una puerta de sus calles estrechas, cortinas echadas son muestra del fruto del complacer, más adelante siempre se encuentra una sonrisa, más atrás se pierde una tradición milenaria.
Pocos días para almacenar en la retina tanta diversidad, para asimilar el encanto de una ciudad que se abre al mundo, que el mundo se refleja en ella, pocos días para asimilar tanto mientras te pierdes caminando entre ríos de gente tan distinta, y a la vez, tan igual.
Tras cinco días de más de veinticinco horas, llega el regreso, la vuelta a tu pequeño rincón del mundo rememorando a tus allegados aquello que has sido capaz de ver. Pero tras rozar el cielo con la punta de los dedos, la nostalgia te invita a que te escondas en tu rincón oscuro y te muestra aquello que habías dejado aparcado hace unos días, ahora es necesario volver a pensar. Las decisiones trascendentales del vivir diario, las musas del pelito corto, que tan cerca, tan lejos se cruzan en tu existir, cada motivación diaria que está aquí, en nuestro rinconcito del mundo, en nuestro entorno común, en nuestro lugar para existir.

martes, 5 de abril de 2011

A la sombra...

A la sombra de mi sombra me empujan los miedos de esta sociedad que aprieta pero no ahoga, a la espalda de este blog cansado de existir bajo la ignorancia de los que miran tus zapatillas sucias cada tarde. ¿Te gustaría tener un blog, en el que cuando hablo de mí, también estuviera hablando de ti? No te lo recomiendo, sería salirse del guión establecido.
Escribimos contra el mundo, nos identificamos con frases de filósofos que hablan del carpe diem y que mostramos con orgullo en nuestras redes sociales, volamos sin alas en la quinta copa del botellón y el mundo cae rendido a nuestros pies.
Ya es mañana y todo sigue igual, tienes miedo, lo sé, lo sabes. Te sigue atormentando aquello que no conseguirás, aquello que nunca tendrás valor a hacer, te sigue inmovilizando eso del qué dirán, lo sé, tú también lo sabes.
La inquietud y el nerviosismo te conducirán al llanto, caerás rendido en la almohada bañado en lágrimas y sentirás lo duros que somos, nosotros, la sociedad, contigo.
Tienes que vengarte, así que lo más fácil será comerte tus complejos pisoteando los sueños de los demás, sumergiendo en el fango las ilusiones de los que te rodean, así todos seremos iguales, será más fácil irte a llorar sabiendo que otros también lo hacen.
Tu, sociedad, te voy a sostener la mirada un día más, tu, amigo, es hora de que me invites a soñar antes que hacer que arda en el olvido, es hora de dejar de culpar a lo impersonal y centrarte en ti mismo…

Volveré, de vez en cuando, para los que un día pasaron por aquí…