jueves, 20 de octubre de 2011

Para Siempre HDS


Mar adentro, hace tiempo que transité desde que supe que nunca te podría ver. La lluvia gris, me hizo naufragar cuando el mar no cesa repleto de malas intenciones, aunque siempre busqué la fuente esperanza que pudiera calmarme en el estanque , aquel donde pudiera contemplar la espuma de Venus sin llegar a ser ese Héroe de Leyenda que siempre quise ser.
No más lágrimas, me prometí una noche de Agosto cuando por última vez probé tu flor venenosa desviándome de la senda que lo único que conseguía era agrandar la herida que sangraba cada despertar, que me sumergía en tu hechizo después de cada oración.
No te sientas culpable, fui yo quien a leer tu carta me dejé enamorar por esa sirena varada, cuya apariencia no es sincera, que me condujo por el camino del exceso directo a la más profunda decadencia perdiendo la apuesta por el rock and roll. Pero con nombre de guerra supimos encontrar el tesoro que unió para siempre nuestros nombres a los placeres de la pobreza siendo bendecida la causa de nuestra locura.
Dejamos de guardar tumbas de sal en la alacena, salimos con la sangre hirviendo a deshacer el mundo que odiamos, buscamos la flor de loto entre abundante opio en días de borrasca, y tras la fuerte avalancha ahora reposamos serenos en brazos de la fiebre.
Rueda, fortuna, si aún no has rodado lo suficiente, ya encontré un veinte de octubre a ese maldito duende que se escondía entre dos tierras de esta iberia sumergida.
Y sin más, no te he olvidado, no te voy a dejar morir todavía, porque ahora y para siempre, buscaré sin cesar la chispa adecuada.




Hoy, hace cuatro años, pude cumplir unos de mis sueños, ver en directo a Héroes del Silencio, aún hoy y durante el resto de mis días me seguiré emocionando con cada una de sus canciones, seguirá mi vello de punta al escuchar cada acorde…


Disfruten de este temazo con el que abrían sus conciertos de su última gira…



lunes, 10 de octubre de 2011

La deuda que tengo que pagar...

Las horas pasaron rápidas en la madrugada del uno de enero de este nuevo año que recibíamos, mojando nuestra euforia en ingentes cantidades de alcohol. Fuera ya amaneció, dentro, seguíamos ajenos al mundo, no nos importaba el reloj, nuestro único objetivo se resumía en mantener la verticalidad apoyados en la barra mientras nos servían la penúltima copa.
Ahí llegaste tú, buscando la barra encontraste mi brazo como punto de apoyo estable durante algunos minutos más, esperando que el camarero nos echara del garito. Poco a poco nos fuimos, cuando los viejos desayunaban un sol y sombra en las cafeterías, caíamos en nuestras camas ausentes desde el año anterior.
Mediaba enero, tú te empeñabas en buscar faltas ortográficas en mis garabatos literarios que aparecían por las redes, yo, no salía de mi asombro por tu rara afición…
Pasaba el tiempo, lo virtual superaba a lo presencial en nuestras conversaciones, entre la ficción y la realidad nos debatíamos nuestra existencia común, nuestras horas muertas frente a una pantalla.
Ahora compartimos cervezas como si nos conociésemos desde hace años, como si nos quedara tanto por contar, tanto por saber, tanto por compartir en estos bares como nexo de unión. Te preocupaste por conocerme, por saber los significados de mis letras, y ahora eres tu la que aparece por aquí…Mal y tarde estoy cumpliendo una parte de esta deuda contraída una noche de agosto, aunque seguiremos discutiendo jarra en mano…J

lunes, 3 de octubre de 2011

La vida, detrás de cada esquina...

La botella de Whisky ya estaba menos de media, quedaban solo tres cigarros en el paquete y estaba tan presente tu rostro en mi mente esa noche que lo mejor que podía hacer era salir a pasear sin rumbo por las calles desiertas de este frío diciembre.
Cogí la gabardina, los tres cigarros, y caminé durante más de una hora por calles por las cuales nunca había paseado, o tal vez sí, pero el alcohol y tus ojos me impedían ver la realidad a la que me conducían mis pies.
Ya regresaba a casa sin mucha prisa, con desgana de todo, sin pensar en nada,  cuando crucé aquella esquina sin mirar y mi nariz impacto con su frente haciendo que cayera redondo al suelo. Cuando hacía esfuerzos para incorporarme y soltar mi puño a aquello que fuese lo que me había golpeado pude verla a ella, con una mano en la cara por encima del pelo, con mirada temerosa, con la duda de intentar ayudarme o salir corriendo sin mirar atrás.
- No te preocupes, estoy bien. Pude balbucearle. Le dije que estuviera tranquila que no iba a hacerle nada, que solo era un pobre atormentado por los celos que salía a pasear a medianoche. Ella lloraba, quizás ya estaba llorando antes de toparse conmigo. Le propuse que me acompañara con mi paseo por si necesita hablar, le coloqué mi gabardina sobre los hombros y paseamos durante unos minutos más, quizás unas horas, cuando nos despedimos ya era de día y comenzaba a llover.
Ahora ella duerme a mi lado, igual que lo lleva haciendo durante los diez últimos años de mi vida. Noviembre se presenta muy frío y no hay nada como el calor del hogar. Nuestros hijos duermen en sus habitaciones de este sábado de lluvia intensa, pronto vendrá uno más.
Te recuerdo estos días, porque puedo celebrar mi aniversario gracias a ti, no directamente, está claro, pero tú fuiste la culpable de que esa noche bebiera sin control y saliese a pasear para intentar olvidar como te marchaste con ese tipo a dos semanas de nuestra boda.
Me comentan que te has vuelto a separar por segunda vez, y que, a veces, te han visto pasear por las noches gritando mi nombre, pidiendo que vuelva a tu lado. La vida da muchas vueltas, ahora te echa a ti a la calle por tus indecisiones, por tus dudas, por creerte ombligo del universo sin pensar en nada más, por no valorar lo que tenías entre tus manos.
Soy muy feliz, en parte es gracias a ti, aunque no como a ti te hubiese gustado.

viernes, 12 de agosto de 2011

Ahora, no llegues nunca!

Ahora que nos besamos tan despacio es momento de que el tiempo se detenga. Atrás quedaron las miles de cartas que te escribí, todas las canciones que te compuse, todos los poemas de amor que te recité…
Ahora que me coges de la mano noto la misma piel que imaginaba en mis sueños. Atrás quedaron las noches sin dormir, las ganas de llorar, el sin vivir viviendo para ti…
Ahora que me llamas por mi nombre mi ego se eleva a los altares del tiempo. Atrás quedaron los miedos del vivir, la angustia de no existir, los complejos que se rompen detrás de cada espejo…
Ahora que compartimos este momento, ahora ya no es hoy…Hoy destrozas mi corazón en pequeños cristalitos cuando a la misma hora de ayer ya no era hoy sino mañana y besas tan despacio a otro desconocido que pasaba por allí…
Sin dramatizar, sin dejar de sonreír, esa misma noche pensé: “Las musas que aparecen en tus sueños es mejor que nunca salgan de ahí”

viernes, 29 de julio de 2011

Y, ¿si fuera ella?

Lo siento, no puede pasar. Volvía a repetirle tras el último beso, sin poder impedir que las lágrimas le recorrieran la mejilla. Él, exprimía esos últimos minutos junto a ella intentando que el tiempo se detuviese en ese instante eterno, sin dejar de pensar que cuando cruzara esa calle quizás no volviera a abrazarla nunca más.
Aún hoy, después de unos meses, no recuerdan cómo llegaron a ese momento en el que se despedían en la puerta de aquella sucursal bancaria, de cómo se abrazaron sin importarle lo más mínimo la existencia de alrededor y de cómo, entre lágrimas, se murmuraron un hasta pronto.
Al despertar, imágenes borrosas se mezclaban entre la resaca y el ibuprofeno…¿de verdad ha ocurrido? Se preguntaban mientras le invadía un sentimiento de culpabilidad entre la delgada línea de la ficción y la realidad. Dos amigos que se besan cuando los licores hacen palpitar los corazones y la primavera comienza a florecer, mejor será guardarlo en el cajón de las extrañas sensaciones y dejar la vida pasar.
Tras el paso de unas semanas, el destino, el cosmos, la birra, el ron barato, las ganas camufladas o una mezcla de todo hicieron retomar esa misma situación, la misma sucursal, los mismos abrazos y las mismas sensaciones se volvían a cruzar. También hubo una tercera, momento de lanzarse o parar en seco.
Lo inevitable no fue evitable, las mentes comenzaron a construir castillos en el aire, a empezar a derribar pilares sólidos, el juego borroso de las noches oscuras se transformó en algo más serio con lo que convivir,  lo que aparecía presente al despertar y a menudo te impedía dormir.
No volverá a pasar. Se dijo ella con rotundidad, es momento de parar esto. Así se lo hizo saber a él con un simple mensaje.
Así fue, no hubo más noches oscuras, ni besos en la puerta de un cajero, ni sentimientos de culpabilidad al despertar, ni las ganas de no querer dudar. Ella volvió bajo los brazos del mismo hombre del que nunca se despegó, intentando hacerse ver que era este el chico de su vida. Él siguió paseando por sombrías noches de distintas ciudades intentando encontrar otros besos que recordar por las mañanas sin rasgarse el corazón
Es una historia que se escribió en los portales, cuando la madrugada dejaba las calles desiertas, cuando el alma necesita un cuerpo que acariciar, cuando las cervezas ocultaban en un mar de dudas la realidad, su realidad a la espalda de los ojos del mundo, a la espalda de su propia vida.
Unos meses después, él se preguntaba; y, ¿si fuera ella? La chica imaginaría con la que sueña todas las noches. En cambio a ella, se le ponía el vello de punta siempre que sacaba dinero a un cajero…

domingo, 12 de junio de 2011

12 de junio

Hoy de nuevo es doce de junio y no voy a regalarte más que estas palabras que se perderán en el tiempo. Quisiera escribirte algo que no pudieras olvidar jamás, algo que te agarre el corazón y que guardes en un pequeño rincón de tu memoria para siempre. Hoy es el día, ayer también lo fue.
Quisiera reflejar con estas letras el hueco tan grande que ocupaste en mi vida, que siempre ocuparás, no va a ser fácil, nunca se dice todo lo que hay que contar.
Es un día especial para ti, y a la vez también para mí, por seguir teniéndote cerca desde esa distancia infinita que nos separa, pero que se cimienta bajo esta consolidada amistad.
Eso es lo que necesito, eso es con lo que me quedo, el tiempo que compartimos ahora no se clava como espinas en el pecho sino que alimenta mi sonrisa cuando me detengo a recordar, cuando me paro a pensar en aquellos momentos. Cuando los tiempos vienen malos, la nostálgica invade el presente y el anhelo se cruza en mi vida…cuando te recuerdo solo puedo esbozar una sonrisa.
A pesar de que nos fuimos poco a poco, hoy volvemos a estar cerca, no hay lugar para el resentimiento, todo es tan normal.
Por esto el porqué de estas sílabas, porque fuiste dueña de esos abrazos que me hicieron sentir tan especial, porque supiste compartir tu vida con la mía, por eso te escribo estas líneas, no tiene más sentido que el que le quiero dar.
Espero que sigas luchando por tus sueños, que luches por ser feliz, que luches por cambiar aquello que no te gusta de tu pequeño mundo y que desde aquí, desde la distancia, siempre te intentaré ayudar. J Se feliz!

jueves, 2 de junio de 2011

Lágrimas de Mujer

Clara, tenía una extraña costumbre “guardaba sus lágrimas”.
Lo llevaba haciendo desde que era adolescente, en esas ocasiones que lloraba por los desamores de la edad, cuando los chicos guapos se iban con las rubias de ojos azules y dejaban de lado a las morenas de falda larga.
Su modo de proceder era sencillo, si por alguna circunstancia sabía que se pondría a llorar, cogía una botella de plástico pequeña y  allí guardaba sus lágrimas, una por una.
Clara, que pronto cumpliría los sesenta años, ya había conseguido llenar más de dieciséis botellas. No sabía muy bien que iba a hacer con ellas, no sabía si regar sus plantas favoritas con ese líquido, pedir que las enterraran con ella cuando muriera o simplemente tirarlas por el lavabo. Pero ella sabía que sus lágrimas tenían algo, no sabía el qué, pero tenía el presentimiento de que podían hacer cambiar cosas.
Esas lágrimas, recogidas tras años y años, habían sido producidas por diferentes motivos; por amores de adolescente, por la pérdida de familiares y seres queridos, por discutir con su marido e hijos, pero sobre todo, por lo que veía en televisión. Lloraba por las masacres que salían publicadas, por las guerras, por los atentados, por el 11-S y el 11 – M. También lo hacía por las noticias que llegaban de África, esos pobres niños con la tripa hinchada porque no tenían nada que comer, los vagabundos que se pudrían en las calles sin que nadie les hiciese caso.
Una tarde, Clara estaba viendo una de sus telenovelas favoritas, era el último episodio y el final fue mucho más trágico de lo que se esperaba. Ella, que ese día se encontraba un poco triste, rompió a llorar durante un buen rato junto con su botella de plástico al lado, hasta que se quedó dormida en el sillón donde solía sentarse.
Minutos después, llegó su hijo a casa, sonriente, con la cabeza bien alta y pletórico porque había tenido un gran día. Había despedido sin motivos a dos trabajadores que no le caían bien, además había defraudado a Haciendo más de un millón de Euros y acababa de firmar un acuerdo con un político para recalificar unos terrenos que poseía en pleno parque natural.
Tenía que celebrarlo, decidió darse un caprichito, así que paró en la tienda de la esquina y compro treinta magdalenas de chocolate que estaban deliciosas. Se preparó un café descafeinado de sobre y empezó a engullir magdalenas mientras su madre seguía dormida en el sillón. Las comía tan rápido que fue inevitable que se atragantase, tosía fuerte y no podía apenas respirar, cogió una botella de agua abierta que había encima de la mesa y la bebió de un trago, al instante se recuperó.
Su madre, despertó de su siesta por el ruido que se estaba montando, miró a su hijo que estaba recostado en el sofá y se dio cuenta de que su botella de lágrimas estaba vacía.
¿Qué te ha pasado? Preguntó Clara a su hijo. Él no contestaba, tenía la mirada perdida con los ojos bien abiertos y un gesto que denotaba tristeza.
Así estuvo tres días, deambulaba por la casa, por las calles, no acudió a su empresa, apenas podía dormir. Al cuarto día, fue a las oficinas de su negocio, reunió a sus trabajadores y les dijo que les cedía sus acciones a partes iguales, llamó a los despedidos los días anteriores, se disculpó y les ofreció formar parte de la participación de la empresa. Fue a la delegación de Hacienda, pagó un millón de Euros, por el camino, se encontró al político, al que le tiró a la cara el acuerdo firmado días antes y regreso a su casa.
Al llegar, preguntó a su madre, ¿Dónde están? ¿Dónde están? Su madre lo perseguía por la casa, no sabía lo que se traía entre manos. Entraron en su habitación y tras registrarlo todo, encontró un cajón oculto en el armario en el que se encontraban las dieciséis botellas llenas de lágrimas de Clara.
El hijo las cogió todas, con consentimiento de su madre, y comenzó a enviarlas una a una a varios lugares. Envió a los líderes políticos más representativos de su país, a los jefazos de las mayores multinacionales, a la Casa Blanca, a la sede de la ONU, a los mayores jeques árabes…con una sola frase “Beber esto y cambiaremos el mundo”.
Después se despidió de su madre, y partió rumbo a Haíti. Del destino de las botellas nunca más se supo…

jueves, 12 de mayo de 2011

Es tan igual...

Esta noche es una de esas noches en las que necesito escribir, necesito escribir porque no puedo dormir, no puedo dormir porque no puedo dejar de pensar…
Pensar no es fácil, muchos menos lo es cuando tienes que pensar sobre ti que tan bien te conoces, sobre tu futuro en la vuelta de la esquina, sobre las veredas correctas para salir del laberinto, sobre el as de corazones en tu pecho…
Mis inquietudes traspasan montañas empedradas que, a veces, me elevan a altares infinitos, a veces, me aprietan con un fuerte nudo en la garganta. Torbellinos de imágenes, lugares, caras y visiones se me cruzan en noches como estas sin saber muy bien porque, ni hacia donde me llevan.
No es la primera y posiblemente no sea la última, espero que así sea porque dejarse llevar suena demasiado bien cuando la veleta muestra la dirección “correcta” de nuestras vidas, pero dejarse llevar supone no afrontar destinos, no mirarle al miedo a los ojos, no cargar sobre tu espalda el peso de las consecuencias…Debemos tomar decisiones que nos acerquen a rozar sueños o que nos partan el alma con la lección aprendida, escribir nuestra historia como queremos, como siempre la habíamos soñado…
Mientras me evado en mi mente con reflexiones absurdas que no llevan a nada, allí, al otro lado están ellos, estáis vosotros…Vosotros que pasáis noches en vela, en las que también os aprietan la garganta, en las que os acercáis a temerosos abismos oscuros…No hay nadie que  necesite *más que el aire para mecerse entre los telares del tiempo.  Somos iguales, sufrimos el mismo dolor, es tan igual…el mismo dolor.
En ocasiones, los fantasmas de las noches en vela se espantan fácilmente…no se necesita más que una sonrisa, un abrazo, unas palabras de aliento, de comprensión sincera que te ayuden a despejar matorral de tu sendero. Todos sufren, todos piensan, todos sufrimos, todos pensamos…hasta esos poderosos que se cruzan ante nosotros día a día. Debemos ser conscientes que podemos influir en el estado de ánimo de las personas, porque muchas, solo necesitan un pequeño empujoncito que le ayude a vivir. Podemos cambiar destinos, podemos cambiar estados de ánimo, podemos ser felices…¿queremos?

viernes, 22 de abril de 2011

Con noticias de Holanda...

Tan fácil como subirse a un avión, contemplar el infinito desde esa minúscula ventanilla y sentir el mundo a tus pies unos momentos, comprendiendo plenamente lo insignificante que eres. La tierra parcelada, las ciudades cuadrificadas, el mar inmenso, surcar las nubes y mirar el sol apareciendo por ese horizonte lejano.
Ámsterdam abre sus brazos, ciudad mestiza de tierra y agua, campos verdes y tulipanes de mil colores, canales repletos de historias, respeto y libertad caminan de la mano.
Un paseo por sus calles es sumergirse en la multiculturalidad, un huracán de bicicletas desafía a tranvías y transeúntes sin saber por dónde aparecerán mientras otros tantos navegan tranquilos por los amplios canales.
Ciudad cosmopolita bajo su convivir respetuoso, integrado y evolucionado para envidia de muchos, consuelo de tantos bajo esta torre de babel cotidiana. El aroma a flor quemada que irrita gargantas te planta una sonrisa en la cara, sumerge en sueños profundos a los que buscan un porque vivir, te eleva a lo profundo de tu mente abriendo caminos. Marilyn te guiña un ojo tras el cristal de una puerta de sus calles estrechas, cortinas echadas son muestra del fruto del complacer, más adelante siempre se encuentra una sonrisa, más atrás se pierde una tradición milenaria.
Pocos días para almacenar en la retina tanta diversidad, para asimilar el encanto de una ciudad que se abre al mundo, que el mundo se refleja en ella, pocos días para asimilar tanto mientras te pierdes caminando entre ríos de gente tan distinta, y a la vez, tan igual.
Tras cinco días de más de veinticinco horas, llega el regreso, la vuelta a tu pequeño rincón del mundo rememorando a tus allegados aquello que has sido capaz de ver. Pero tras rozar el cielo con la punta de los dedos, la nostalgia te invita a que te escondas en tu rincón oscuro y te muestra aquello que habías dejado aparcado hace unos días, ahora es necesario volver a pensar. Las decisiones trascendentales del vivir diario, las musas del pelito corto, que tan cerca, tan lejos se cruzan en tu existir, cada motivación diaria que está aquí, en nuestro rinconcito del mundo, en nuestro entorno común, en nuestro lugar para existir.

martes, 5 de abril de 2011

A la sombra...

A la sombra de mi sombra me empujan los miedos de esta sociedad que aprieta pero no ahoga, a la espalda de este blog cansado de existir bajo la ignorancia de los que miran tus zapatillas sucias cada tarde. ¿Te gustaría tener un blog, en el que cuando hablo de mí, también estuviera hablando de ti? No te lo recomiendo, sería salirse del guión establecido.
Escribimos contra el mundo, nos identificamos con frases de filósofos que hablan del carpe diem y que mostramos con orgullo en nuestras redes sociales, volamos sin alas en la quinta copa del botellón y el mundo cae rendido a nuestros pies.
Ya es mañana y todo sigue igual, tienes miedo, lo sé, lo sabes. Te sigue atormentando aquello que no conseguirás, aquello que nunca tendrás valor a hacer, te sigue inmovilizando eso del qué dirán, lo sé, tú también lo sabes.
La inquietud y el nerviosismo te conducirán al llanto, caerás rendido en la almohada bañado en lágrimas y sentirás lo duros que somos, nosotros, la sociedad, contigo.
Tienes que vengarte, así que lo más fácil será comerte tus complejos pisoteando los sueños de los demás, sumergiendo en el fango las ilusiones de los que te rodean, así todos seremos iguales, será más fácil irte a llorar sabiendo que otros también lo hacen.
Tu, sociedad, te voy a sostener la mirada un día más, tu, amigo, es hora de que me invites a soñar antes que hacer que arda en el olvido, es hora de dejar de culpar a lo impersonal y centrarte en ti mismo…

Volveré, de vez en cuando, para los que un día pasaron por aquí…

martes, 1 de marzo de 2011

Abrazado a la Tristeza

"...Y verás sin duda el resurgir poderoso del guerrero
sin miedo a leyes ni a nostalgias
y lo verás caer una y mil veces y levantarse de nuevo,
con la pura bandera de su raza..."



Mas hayá de los puntos suspensivos, seguiré gritando contra el mundo...

jueves, 10 de febrero de 2011

Una, y no más...

“Esta será la última entrada que publique en este triste blog” Esta frase me la repito cada vez que escribo, sin saber muy bien porque lo hago. Cada vez que vuelvo a leerlo y cada vez encontrarle menos sentido. Esta será la última vez que me invadan los delirios mentales y plasme en Word palabras absurdas contra el mundo, intentando construir aquello que nunca supe cómo hacer.
Esta será la última que apague la luz, me meta en la cama, escuche mi música favorita, y mientras el universo se detiene, relate desde este viejo ordenador este trocito de mí que yo mismo desconozco.
No vendrán más, con esto es suficiente, nunca he sabido que escribir, ni como, ni para que, ni porque, ni a quien, ni hacia donde me llevarán estas letras que me asedian una tras otra noche cualquiera.
Ya no habrá más, estoy cansado de escribir, no he escrito nada, y ya noto la losa de lo que he escrito.
La vida sigue su ritmo, el sol sale cada día, y cada uno intenta moldear su destino de la forma que cree que más le conviene. Mis palabras en negro sobre blanco solo son pasatiempos de noctámbulos sin más oficio que seguir soñando despierto esta vida paralela que me acompaña.
Este será el último, no habrá más. Pero algo en mi interior me dice que después de este punto final de los finales, le seguirán dos puntos suspensivos…

domingo, 6 de febrero de 2011

No quiero ver

Paso otra tarde sentado frente al televisor, sin nada que ver, otra tarde más con los ojos abiertos, sin saber que estoy mirando, otra tarde más en la que miro y no quiero ver lo que estoy viendo.
No quiero ver la especulación con el pan de mis hermanos que mueren de hambre, el libre comercio de vidas que no valen nada, las lágrimas con sudor de los que no tienen agua para beber.
No quiero ver la injusticia de la justicia de hoy, los criminales de corbata en el cuello que deciden destinos, la ley para el rico que paga con sucio dinero, el derecho sin deber tan trágico.
No quiero ver las guerras, las bombas ni las espadas en el cielo, la gente inocente masacrada por los líderes del odio y el rencor, el desagradable olor a pólvora en una fosa común.
No quiero ver la demagogia, la mentira de verbo fácil, los elegidos para dominar planetas subidos en un atril, el mitin de las ansias de poder.
No quiero ver largas colas de paro, el capitalismo repartido para unos cuantos, la globalización que solo engloba el dinero.
No quiero ver el maltrato, la violencia en cualquier acto, el robo de vidas y las furias contra aquellos que solo querían vivir.
No quiero ver las banderas que delimitan espacios, ni los tres mundos en uno solo, ni razas arias contra razas menores.
No quiero ver la sangre azul, ni marqueses de mi tierra, ni condes de nada condenados a ser ricos para siempre, no quiero ver túnicas alzadas con alzacuellos, ni rezos a un madero seco, ni confesiones a religiones ricas y reinas que atenazan el planeta.
Solo quiero ver libertad en la tierra, que desaparezca el egoísmo, el odio, el rencor, y que infinitos corazones luchen por el amor y olviden cualquier guerra.
No quiero ver todo lo que veo, si algún día al abrir los ojos no veo lo que mis ojos ven, no sería este mi mundo, si no otro que jamás veré.

martes, 1 de febrero de 2011

Era la hora de huír

Sonó la alarma del móvil a la hora prevista, era la hora de huir. Se levantó de la cama sin hacer el mínimo ruido, se vistió rápido y escribió en papel algunas frases sobre la mágica noche vivida, colocó la hoja con cuidado debajo de la almohada y se alejó poco a poco. Mientras él salía con sigilo de la habitación, ella seguía durmiendo desnuda a un lado de la cama.
Salió del edificio hacia una amplia avenida, caminaba despacio, fumaba un cigarro, y pensaba en otra noche perfecta, era la tercera vez en el mes que hacía esto. Le encantaba la sensación de escapar como un fugitivo de guerra después de dar los besos más dulces esa noche, dejar el vacío en la cama sin estar previsto y sumergir a la amante de turno en el mayor quebradero de cabeza al despertar, resaca incluida.
Ella despertó, se abrazó a la ausencia de su hueco en la almohada y al fin pudo comprobar que no estaba. Encontró una hoja envuelta entre las sábanas y comenzó a leer. No pudo evitar que unas lágrimas le recorrieran las mejillas, el corazón le palpitaba fuerte al leer las letras de aquel desconocido, sentía un amor inmenso y al mismo tiempo lo odiaba por largarse de ese modo. Aún estaban tan presentes sus besos, sus caricias que era imposible echarlo de menos. Buscaba ansiosa entre el folio algún dato, alguna dirección, un número de teléfono que al lado pusiera “llámame”, ni siquiera sabía su nombre – “que adelantas sabiendo mi nombre, cada noche tengo uno distinto” le dijo el chico la noche anterior. Volvió a dejarse caer en la cama, sin dejar de pensar en él, con la esperanza de encontrarlo algún día.
La vida siguió, y tras el paso de unas semanas...
Sonó la alarma del móvil a la hora prevista, era la hora de huir. Se levantó de la cama sin hacer el mínimo ruido, se vistió rápido y al mirar a la cama, pudo comprobar que era ella la que ya no estaba. No sabía cómo reaccionar, no sabía que escribir, se había desarmado su rutina habitual. La buscó como un loco por todo el piso, pero ella no estaba. Recordaba la noche anterior, sus besos eran distintos a los de las demás, no podía quitársela de la cabeza, deseaba volver a verla. Salió del piso sin saber muy bien dónde ir, al buscar un cigarro en el bolsillo encontró una hoja de papel que no era suya. La abrió y comenzó a leer…
“De alguna manera tendré que olvidarte, tendré que olvidarte de alguna manera, y que mejor modo que dejarte escapar mientras observo tus pasos por la ventana, sin tu saber que jamás volveré a verte”.
Y allí quedó el chico, sentado en un bordillo de la acera releyendo una y otra vez esa hoja, experimentando esas desagradables sensaciones y quebraderos de cabeza que habían tenido sus chicas anteriores, sin ya nunca saber cómo sería esa segunda vez.

jueves, 27 de enero de 2011

Contigo, pero sin tí...

Hoy te acercas, mañana te vas, hoy eres para mí todo, mañana poco te puedo dar. Todo esta tan bien cuando estoy contigo, pero no sé si eres tú con la que quiero estar. Entre el difícil punto del contigo ni sin ti nos sumergimos los que no sabemos lo que queremos.
Cuando bajo a los infiernos pido que seas tú la que me acompañe, cuando salgo cruelmente derrotado de cualquier batalla común pido que seas tú quien me abrace, cuando necesito algo más que una canción para combatir mi desanimo pido que seas tú la que me haga reír, cuando necesito un oído que me permita hablar pido que seas tú la que escuche atenta, cuando necesito un dulce beso que me ayude a vivir pido que sean tus labios los que vengan a mí.
Te pido que seas tú quién esté ahí, y te pido que no estés más de cuanto te pido. No rebases la delgada línea que limita mi corazón del tuyo, solo te quedará sufrir.
Mañana me olvidaré de tu fiel compañía cuando aparezcan otras aparentemente mejores, me olvidaré de tus abrazos cuando sean otros desconocidos quien me los den, me olvidaré de tus risas cuando ría fuerte sin saber muy bien de que reír, me olvidaré de tu mirada atenta al escuchar cuando sean otros oídos ciegos a los que le hable, me olvidaré de tus besos cuando vengan esos besos baratos del amanecer.
Te echaré menos y te buscaré entre la gente para que vuelvas a mí. No me hables de sufrir, no me hables del tiempo que no estuve, hoy eres para mí, de nuevo, vuelves a serlo.
Me quema la conciencia cuando no estás, cuando son otros los que te hacen reír, me retuerzo en celos cuando pasas con otro junto a mí. Solo te quiero para mí, vuelve cuanto antes a mi lado, para, cuanto antes vuelvas, volverme a ir.
Nos estrujamos los sesos buscando respuestas, estos “hoy” de los “mañana” tan distintos, estos contigo pero sin ti, cuando solo una parte quiere solo contigo.
Lo peor, cuando tú mismo no eres juez y parte en este juicio, cuando no buscas las respuestas para ti, porque son tus amigos los que sufren y no sabes cómo ayudar, los que quieren un “contigo”, que también lleva incorporado un  “sin ti”.
Ánimo fjcc, se felíz.

lunes, 24 de enero de 2011

Deja que te hable de mis sueños...

Te hablé de belleza interior y te enamoraste del que tenía tableta.
Te hablé de jerséis a rallas y adoraste al de la camisa más cara.
Te hablé de lo sucio del dinero y te fuiste con un banquero.
Te hablé de viajar ligero de equipaje y te casaste con un segurata.
Te hablé de sueños y pusiste gran hermano.
Te hablé de amor y te acostaste con el que la tenía más larga.
Te hablé de rock y te pusiste a bailar house.
Te hablé de pobreza y robaste a un ciego.
Te hablé de locura y te fuiste a las rebajas.
Te hablé de ilusiones y compraste la superpop.
Te hablé de miedos y encendiste la luz.
Te hablé de nostalgias y me enseñaste unas fotos.
Te hablé de mí y siempre hablábamos de ti.
Hoy que no te digo nada, vienes suplicando un poco de conversación…

miércoles, 19 de enero de 2011

Mágica noche

El silencio envuelve el ambiente, las calles están desiertas, abro una cerveza y me envuelvo entre el humo de un cigarro en la soledad de mi habitación oscura. Sabina relata sonetos con su voz áspera y espero que mañana tarde un poco más en llegar.
Me gustan las noches que pasan despacio, me embriaga su calma, el sosiego de las horas muertas y dormir sin más motivo que dormir.
En estas noches no hay crisis, no hay atascos que te impidan llegar tarde a tu destino, no hay voces ni gritos estridentes, no hay caras serias que te entristecen el alma, solo hay sueños que llegan y los que están por venir.
Porque las noches no están hechas para dormir, están hechas para soñar. Despejar la realidad de volea y sumergirse en esta ficción tan real que cada uno tenemos.
En estas noches no tengo miedo a temer, me atrevo a quitarle la razón al razonable, a justificar mi existencia más allá del mero hecho de existir, a escribir estas letras sin mucho sentido con todo el sentido que les quiero dar.
No tengo prisa de tener prisa, para siempre es demasiado tiempo para mí, hoy me subo a todos los vagones de los que algún día tendré que regresar, mi pasado son nostalgias que me animan a vivir.
Mañana volveré a mirarme en el espejo, ya no seré ese espejismo que tengo de mí, reaparecerán los miedos y complejos de los que aún no sabemos el camino que hay que seguir, esos caminos que hace algún tiempo escribí.
Las noches tienen esto, terminan cuando el sol entra reluciente por la ventana, todo se olvida al despertar, pero tenemos la certeza que al volver a caer la noche, volveremos a soñar.

martes, 18 de enero de 2011

Sonríe!

Si me odias, te arrancaré el corazón con las manos y lo morderé mientras gotea tu sangre por mi barbilla.
Si me amas, nunca te diré te quiero.
Si me gritas, silenciaré tus ladridos con palabras desgarradoras.
Si me comparas, no creerás que sea el mejor, estarás seguro que lo soy.
Si me llamas, nunca contestaré cuando tú me lo pidas.
Si me temes, exprimiré tu valor entre mis dedos.
Si me mientes, miles de monstruos te pellizcarán el alma.
Si me miras, te sostendré cruelmente la mirada.
Si me sonríes, volveré a quedarme hipnotizado…

martes, 11 de enero de 2011

Nunca, jamás...

Despertó a media mañana, por la ventana entraba un sol radiante, el olor de las flores en primavera envolvía el ambiente, era un bonito día, para morir.
Se dio una larga ducha, se afeitó por última vez, utilizó gomina para colocar su largo pelo, vistió un elegante traje de la última boda y salió a la calle.
Mientras paseaba por las transitadas avenidas, miraba a la gente a la cara, les sostenía la mirada, hoy no les tenía miedo, hoy era más fuerte, hoy iba a morir, mañana no llegará nunca.
Se imaginaba su muerte, esos segundos de vuelo libre desde lo alto del rascacielos hasta el duro asfalto de la carretera, se preguntaba si su cuerpo reventaría en mil pedazos o si apenas tendría algunos hilos de sangre. Sentía pena de las primeras personas que encontraran su cuerpo, veía el rostro atemorizado de los sorprendidos transeúntes, recordaba a todos esos que lo insultaban, que a veces le pegaban, a esa chica que siempre le negó sus besos, a los que nunca confiaron en él, a los que nunca les importó su existencia, no puedo evitar esbozar una sonrisa. - Hoy seré yo el vencedor, se decía.
Llegó a la puerta del edificio, entró y comenzó a subir las escaleras, las contaba una a una, debe tener más de mil, pensaba mientras subía. Ya veía entrar la luz del sol por la puerta de la terraza, encaró las últimas veinte escaleras y alcanzó la cima de ese céntrico rascacielos.
Se aproximó al filo, había unas vistas preciosas, se podía contemplar toda la ciudad, la gente caminar abajo y el mar a lo lejos. Cerró los ojos, abrió las manos en forma de cruz, sentía la brisa acariciándole la cara, se sentía bien, libre, en diez segundos saltaría al vacío…
- ¿Estás seguro? Se escuchó una voz entrecortada al fondo. – Si, contesto él con firmeza, sin mirar atrás. – Pues hazlo, yo no he tenido tanto valor…volvió a hablar esa voz temblorosa.
De repente el chico tuvo miedo, se le encogió el estomago, sentía vértigo y mareos al ver el vacío, la mente comenzó a darle vueltas, - veinte años, veinte años…se repetía una y otra vez, saltó un metro hacía atrás y cayó al suelo bañado en sudor.
Desde el suelo pudo ver al dueño de las palabras que había escuchado hacía unos segundos. Era una chica de ojos verdes, con lágrimas en los parpados que apretaba las rodillas contra su pecho.
- Siéntate a mi lado, por favor. Dijo la chica. Allí permanecieron todo el día, contándose mutuamente las causas que les llevaron a encontrarse esa mañana en la terraza de aquel edificio. Olvidaron por momentos sus fobias, sus miedos, su penumbra tormentosa del simple hecho de vivir, el tiempo no se detuvo, seguía acompañándoles su vida.
Empezaba a anochecer, comenzaron a bajar esas escaleras que habían subido esa misma mañana, cuando su final estaba tan cerca. Salieron a la calle, sin dejar de hablar, cogidos por la cintura. Al torcer la primera esquina les sorprendió encontrarse una anciana con una pierna amputada en sillas de ruedas, con un ojo de cristal, que pedía limosna en un cenicero hecho con una lata de refresco. Al pasar junto a ella, la anciana comenzó a gritar…“Nunca, jamás te rindas, levántate una y mil veces y sé feliz, eres dueño de tu destino”
Al día siguiente los chicos volvieron a pasar por la misma esquina, en lugar de la anciana y su silla de ruedas, se encontraron unas conchas marinas en fila en las que se podía leer “D.E.P”

lunes, 3 de enero de 2011

El resurgir del aleteo...

No conocía su existencia, nunca se había cruzado en mi camino, nunca me había parado a contemplar esa cara, esa mirada.
Ahora, se cruza desafiante en mis sueños, me nubla la mente al despertar, aparece cautiva en mi subconsciente.
Nos encontramos en lugares por casualidad, el ambiente cambia, el resto del mundo son secundarios, las cervezas saben mejor con solo un cruce de miradas.
Mi existencia quizás pase desapercibida, un ser humano más que comparte habitáculo en ocasiones, un mero extra en la gran producción de su vida sin intercambiar algún saludo.
Y no me importa, aún, que mi fantasía no fuese correspondida, que no cayera mañana rendida a mis brazos con solo un cruce de palabras, que no compartiera momentos como en la vida imaginaría que lleva conmigo.
Eso es lo que me alegra, que sin darme cuenta, las llamas de la pasión surjan de la nada, me hace sentir vivo, me hace simplemente sentir.
Algo que ya parecía olvidado, el aleteo de las mariposas en el estomago de los adolescentes, en el que con el simple hecho de verla te hace sentir bien.
Puede que en unos días caiga en el olvido tan fugaz como llegó, puede que solo sean delirios de alcohol en fechas entrañables, pero me ánima a pensar que en cualquier momento los corazones pueden volver a latir.