jueves, 27 de enero de 2011

Contigo, pero sin tí...

Hoy te acercas, mañana te vas, hoy eres para mí todo, mañana poco te puedo dar. Todo esta tan bien cuando estoy contigo, pero no sé si eres tú con la que quiero estar. Entre el difícil punto del contigo ni sin ti nos sumergimos los que no sabemos lo que queremos.
Cuando bajo a los infiernos pido que seas tú la que me acompañe, cuando salgo cruelmente derrotado de cualquier batalla común pido que seas tú quien me abrace, cuando necesito algo más que una canción para combatir mi desanimo pido que seas tú la que me haga reír, cuando necesito un oído que me permita hablar pido que seas tú la que escuche atenta, cuando necesito un dulce beso que me ayude a vivir pido que sean tus labios los que vengan a mí.
Te pido que seas tú quién esté ahí, y te pido que no estés más de cuanto te pido. No rebases la delgada línea que limita mi corazón del tuyo, solo te quedará sufrir.
Mañana me olvidaré de tu fiel compañía cuando aparezcan otras aparentemente mejores, me olvidaré de tus abrazos cuando sean otros desconocidos quien me los den, me olvidaré de tus risas cuando ría fuerte sin saber muy bien de que reír, me olvidaré de tu mirada atenta al escuchar cuando sean otros oídos ciegos a los que le hable, me olvidaré de tus besos cuando vengan esos besos baratos del amanecer.
Te echaré menos y te buscaré entre la gente para que vuelvas a mí. No me hables de sufrir, no me hables del tiempo que no estuve, hoy eres para mí, de nuevo, vuelves a serlo.
Me quema la conciencia cuando no estás, cuando son otros los que te hacen reír, me retuerzo en celos cuando pasas con otro junto a mí. Solo te quiero para mí, vuelve cuanto antes a mi lado, para, cuanto antes vuelvas, volverme a ir.
Nos estrujamos los sesos buscando respuestas, estos “hoy” de los “mañana” tan distintos, estos contigo pero sin ti, cuando solo una parte quiere solo contigo.
Lo peor, cuando tú mismo no eres juez y parte en este juicio, cuando no buscas las respuestas para ti, porque son tus amigos los que sufren y no sabes cómo ayudar, los que quieren un “contigo”, que también lleva incorporado un  “sin ti”.
Ánimo fjcc, se felíz.

lunes, 24 de enero de 2011

Deja que te hable de mis sueños...

Te hablé de belleza interior y te enamoraste del que tenía tableta.
Te hablé de jerséis a rallas y adoraste al de la camisa más cara.
Te hablé de lo sucio del dinero y te fuiste con un banquero.
Te hablé de viajar ligero de equipaje y te casaste con un segurata.
Te hablé de sueños y pusiste gran hermano.
Te hablé de amor y te acostaste con el que la tenía más larga.
Te hablé de rock y te pusiste a bailar house.
Te hablé de pobreza y robaste a un ciego.
Te hablé de locura y te fuiste a las rebajas.
Te hablé de ilusiones y compraste la superpop.
Te hablé de miedos y encendiste la luz.
Te hablé de nostalgias y me enseñaste unas fotos.
Te hablé de mí y siempre hablábamos de ti.
Hoy que no te digo nada, vienes suplicando un poco de conversación…

miércoles, 19 de enero de 2011

Mágica noche

El silencio envuelve el ambiente, las calles están desiertas, abro una cerveza y me envuelvo entre el humo de un cigarro en la soledad de mi habitación oscura. Sabina relata sonetos con su voz áspera y espero que mañana tarde un poco más en llegar.
Me gustan las noches que pasan despacio, me embriaga su calma, el sosiego de las horas muertas y dormir sin más motivo que dormir.
En estas noches no hay crisis, no hay atascos que te impidan llegar tarde a tu destino, no hay voces ni gritos estridentes, no hay caras serias que te entristecen el alma, solo hay sueños que llegan y los que están por venir.
Porque las noches no están hechas para dormir, están hechas para soñar. Despejar la realidad de volea y sumergirse en esta ficción tan real que cada uno tenemos.
En estas noches no tengo miedo a temer, me atrevo a quitarle la razón al razonable, a justificar mi existencia más allá del mero hecho de existir, a escribir estas letras sin mucho sentido con todo el sentido que les quiero dar.
No tengo prisa de tener prisa, para siempre es demasiado tiempo para mí, hoy me subo a todos los vagones de los que algún día tendré que regresar, mi pasado son nostalgias que me animan a vivir.
Mañana volveré a mirarme en el espejo, ya no seré ese espejismo que tengo de mí, reaparecerán los miedos y complejos de los que aún no sabemos el camino que hay que seguir, esos caminos que hace algún tiempo escribí.
Las noches tienen esto, terminan cuando el sol entra reluciente por la ventana, todo se olvida al despertar, pero tenemos la certeza que al volver a caer la noche, volveremos a soñar.

martes, 18 de enero de 2011

Sonríe!

Si me odias, te arrancaré el corazón con las manos y lo morderé mientras gotea tu sangre por mi barbilla.
Si me amas, nunca te diré te quiero.
Si me gritas, silenciaré tus ladridos con palabras desgarradoras.
Si me comparas, no creerás que sea el mejor, estarás seguro que lo soy.
Si me llamas, nunca contestaré cuando tú me lo pidas.
Si me temes, exprimiré tu valor entre mis dedos.
Si me mientes, miles de monstruos te pellizcarán el alma.
Si me miras, te sostendré cruelmente la mirada.
Si me sonríes, volveré a quedarme hipnotizado…

martes, 11 de enero de 2011

Nunca, jamás...

Despertó a media mañana, por la ventana entraba un sol radiante, el olor de las flores en primavera envolvía el ambiente, era un bonito día, para morir.
Se dio una larga ducha, se afeitó por última vez, utilizó gomina para colocar su largo pelo, vistió un elegante traje de la última boda y salió a la calle.
Mientras paseaba por las transitadas avenidas, miraba a la gente a la cara, les sostenía la mirada, hoy no les tenía miedo, hoy era más fuerte, hoy iba a morir, mañana no llegará nunca.
Se imaginaba su muerte, esos segundos de vuelo libre desde lo alto del rascacielos hasta el duro asfalto de la carretera, se preguntaba si su cuerpo reventaría en mil pedazos o si apenas tendría algunos hilos de sangre. Sentía pena de las primeras personas que encontraran su cuerpo, veía el rostro atemorizado de los sorprendidos transeúntes, recordaba a todos esos que lo insultaban, que a veces le pegaban, a esa chica que siempre le negó sus besos, a los que nunca confiaron en él, a los que nunca les importó su existencia, no puedo evitar esbozar una sonrisa. - Hoy seré yo el vencedor, se decía.
Llegó a la puerta del edificio, entró y comenzó a subir las escaleras, las contaba una a una, debe tener más de mil, pensaba mientras subía. Ya veía entrar la luz del sol por la puerta de la terraza, encaró las últimas veinte escaleras y alcanzó la cima de ese céntrico rascacielos.
Se aproximó al filo, había unas vistas preciosas, se podía contemplar toda la ciudad, la gente caminar abajo y el mar a lo lejos. Cerró los ojos, abrió las manos en forma de cruz, sentía la brisa acariciándole la cara, se sentía bien, libre, en diez segundos saltaría al vacío…
- ¿Estás seguro? Se escuchó una voz entrecortada al fondo. – Si, contesto él con firmeza, sin mirar atrás. – Pues hazlo, yo no he tenido tanto valor…volvió a hablar esa voz temblorosa.
De repente el chico tuvo miedo, se le encogió el estomago, sentía vértigo y mareos al ver el vacío, la mente comenzó a darle vueltas, - veinte años, veinte años…se repetía una y otra vez, saltó un metro hacía atrás y cayó al suelo bañado en sudor.
Desde el suelo pudo ver al dueño de las palabras que había escuchado hacía unos segundos. Era una chica de ojos verdes, con lágrimas en los parpados que apretaba las rodillas contra su pecho.
- Siéntate a mi lado, por favor. Dijo la chica. Allí permanecieron todo el día, contándose mutuamente las causas que les llevaron a encontrarse esa mañana en la terraza de aquel edificio. Olvidaron por momentos sus fobias, sus miedos, su penumbra tormentosa del simple hecho de vivir, el tiempo no se detuvo, seguía acompañándoles su vida.
Empezaba a anochecer, comenzaron a bajar esas escaleras que habían subido esa misma mañana, cuando su final estaba tan cerca. Salieron a la calle, sin dejar de hablar, cogidos por la cintura. Al torcer la primera esquina les sorprendió encontrarse una anciana con una pierna amputada en sillas de ruedas, con un ojo de cristal, que pedía limosna en un cenicero hecho con una lata de refresco. Al pasar junto a ella, la anciana comenzó a gritar…“Nunca, jamás te rindas, levántate una y mil veces y sé feliz, eres dueño de tu destino”
Al día siguiente los chicos volvieron a pasar por la misma esquina, en lugar de la anciana y su silla de ruedas, se encontraron unas conchas marinas en fila en las que se podía leer “D.E.P”

lunes, 3 de enero de 2011

El resurgir del aleteo...

No conocía su existencia, nunca se había cruzado en mi camino, nunca me había parado a contemplar esa cara, esa mirada.
Ahora, se cruza desafiante en mis sueños, me nubla la mente al despertar, aparece cautiva en mi subconsciente.
Nos encontramos en lugares por casualidad, el ambiente cambia, el resto del mundo son secundarios, las cervezas saben mejor con solo un cruce de miradas.
Mi existencia quizás pase desapercibida, un ser humano más que comparte habitáculo en ocasiones, un mero extra en la gran producción de su vida sin intercambiar algún saludo.
Y no me importa, aún, que mi fantasía no fuese correspondida, que no cayera mañana rendida a mis brazos con solo un cruce de palabras, que no compartiera momentos como en la vida imaginaría que lleva conmigo.
Eso es lo que me alegra, que sin darme cuenta, las llamas de la pasión surjan de la nada, me hace sentir vivo, me hace simplemente sentir.
Algo que ya parecía olvidado, el aleteo de las mariposas en el estomago de los adolescentes, en el que con el simple hecho de verla te hace sentir bien.
Puede que en unos días caiga en el olvido tan fugaz como llegó, puede que solo sean delirios de alcohol en fechas entrañables, pero me ánima a pensar que en cualquier momento los corazones pueden volver a latir.