El
tiempo se detiene mientras observas el fuego, sentada al refugio de
tus pensamiento, cercana a la hoguera en cual quemas hojas del
dichoso calendario. Al fin llegó Diciembre, este mes que tanto amas.
Me
gusta Diciembre. No parabas de repetirme una y mil veces, mientras
paseábamos por las calles heladas sin saber muy bien hacía donde
ir. Al igual que a mí, te encantaba pasear sin ningún destino,
dejándote llevar por tu propio instinto, con la banda sonara de tu
vida susurrándote al oído.
Surcar
las calles completamente sola, rodeada de tanta gente, te hacía
sentir libre, te hacía volar entre el mar de asfalto, te llevaba a
estadios de reflexión y paz interior. Era una pasión que
compartíamos, pasear juntos se convertía en el ritual de compartir
pasos con tu otra mitad en otro cuerpo, haciendo fundir dos almas
bajo un mismo destino.
Disfrutabas
con esa sensación de frío intenso en la cara, el cosquilleo en los
dedos de los pies mientras caminabas, llegar a casa para sentarte en
tu sillón favorito y observar sin prisa las llamas que consumen la
leña del olivo...
En
una tarde como esta vuelves a encontrarte ahí. Recuerdas,
aparentemente serena, los últimos meses de prisas, gritos, miedos y
besos. Todo lo que sucedió fue tan intenso, que ya, ni tan siquiera
el frió Diciembre te ayuda a encontrar la calma que se ha marchado
junto a mis maletas.
La
seguridad que te aportaba mi sola presencia te hizo volar tan alto
que no supiste aceptar cuando tus pies tocaron tierra firme.
Compenetrarse no significa decidir por dos solo pensando en ti,
imponer tus propios objetivos pisando los de los demás..."Dame
alas para volar, al igual que yo pretendo dártelas a ti" te
solía decir...
Ahora
ya no estoy, no estaré más. En eso piensas en esta húmeda tarde de
Diciembre, tu tranquilidad se resquebraja...porque el oído que te
escuchaba, las manos que te sostenían, los labios que te besaban, y
las palabras que necesitabas se fueron...se fueron desde el mismo
momento en el que tu te fuiste de esta dualidad que formábamos, de
esta compenetrada complicidad...
Tras
el apagón, me sigues observando desde la ventana mientras fumas un
cigarro, observas como sigo dando esos paseos que antes dábamos
juntos, para seguir persiguiendo aquello que aún no he encontrado...
No
volveré a estar ahí compartiendo el tiempo, sueños, ilusiones y
ganas de volar que tanto compartimos...ahora tu sueñas no dejar de
soñar sin mi, a la orilla de esa chimenea que nos vio llegar y
partir...esperando, temblorosa, que pase la marea de mi ausencia...