"Cuando
hables, procura que tus palabras sean mejores que el silencio"
dice el proverbio.
Creo que hablo
más de lo que quiero, cuando no digo nada. Hablo más de lo que
quiero, cuando preferiría estar callado... Hablo más de lo que debo
cuando mis palabras son triviales, banales, sin sentido...que no
aportan nada nuevo a este mundo estancado de pensamientos. Me pierdo
entre licores, risa facil, música de rebaño y mediocridad...que me
siento incapaz de que mi voz pueda expresar lo que a veces atormenta
mi mente...
Me basta comer
con gula mangares suculentos, beber sin sed líquidos espirituosos,
bailar sin ritmo música comercial y tocar, si nos dejan, cualquier
turgente teta...
No se trata de
hablar de política, del gobierno, de la crisis, de los que nos roban
y de los que no, de estudios que no llevan a nada...tampoco se trata
de hablar de la especulación, del libre comercio, de la
globalización y del poder desmensurado de bancos y
multinacionales...no se trata de eso, es algo más cercado.
Me inquieta
nuestra vida, mi propio egoismo, el egoismo de los que me rodean,
nuestra pasividad conjunta ante tantos temas que tenemos tan cerca,
como si fuesen reflejados en nosotros como un cristal que no deja
ver. Parece que nos basta con beber, comer, tener más dinero que el
de al lado y follar todo cuanto se pueda para ser feliz, para cubrir
nuestra vulgar pirámida de necesidades.
Cuando una
persona nos pide dinero en la calle, rechazamos darle porque pensamos
que es para comprar vino ¿y qué? Yo bebo vino. Cuando entre la
telenovela y el programa del corazón aparecen imágenes de gente que
muere de hambre, de guerras y de catástrofes, cambiamos de canal
como si fuere un anuncio más de esta televisión "informativa".
Parece que vivimos ajenos a una realidad que no tenemos tan lejos,
mientras que sigamos engordando nuestra proluverantes tripas no nos
pararemos a pensar en esto...no se si consigo explicarme,
posiblemente no.
Me inquieta
que soy consciente de ello, que pudiendo estar ayudando a alguien a
vivir un poco mejor, o mejor dicho, solamente a vivir, me quedo
sentado en mi sofá disfrutando de mi acomodada vida, convenciendome
a mí mismo que no merece la pena hacer nada por nadie que no hace
nada por mí...con mi hipocrésia a flor de piel, sigue la lucha en
mi interior.