martes, 28 de agosto de 2012

El Sonido que rompe el silencio...


"Cuando hables, procura que tus palabras sean mejores que el silencio" dice el proverbio.
Creo que hablo más de lo que quiero, cuando no digo nada. Hablo más de lo que quiero, cuando preferiría estar callado... Hablo más de lo que debo cuando mis palabras son triviales, banales, sin sentido...que no aportan nada nuevo a este mundo estancado de pensamientos. Me pierdo entre licores, risa facil, música de rebaño y mediocridad...que me siento incapaz de que mi voz pueda expresar lo que a veces atormenta mi mente...

Me basta comer con gula mangares suculentos, beber sin sed líquidos espirituosos, bailar sin ritmo música comercial y tocar, si nos dejan, cualquier turgente teta...

No se trata de hablar de política, del gobierno, de la crisis, de los que nos roban y de los que no, de estudios que no llevan a nada...tampoco se trata de hablar de la especulación, del libre comercio, de la globalización y del poder desmensurado de bancos y multinacionales...no se trata de eso, es algo más cercado.

Me inquieta nuestra vida, mi propio egoismo, el egoismo de los que me rodean, nuestra pasividad conjunta ante tantos temas que tenemos tan cerca, como si fuesen reflejados en nosotros como un cristal que no deja ver. Parece que nos basta con beber, comer, tener más dinero que el de al lado y follar todo cuanto se pueda para ser feliz, para cubrir nuestra vulgar pirámida de necesidades.

Cuando una persona nos pide dinero en la calle, rechazamos darle porque pensamos que es para comprar vino ¿y qué? Yo bebo vino. Cuando entre la telenovela y el programa del corazón aparecen imágenes de gente que muere de hambre, de guerras y de catástrofes, cambiamos de canal como si fuere un anuncio más de esta televisión "informativa". Parece que vivimos ajenos a una realidad que no tenemos tan lejos, mientras que sigamos engordando nuestra proluverantes tripas no nos pararemos a pensar en esto...no se si consigo explicarme, posiblemente no.

Me inquieta que soy consciente de ello, que pudiendo estar ayudando a alguien a vivir un poco mejor, o mejor dicho, solamente a vivir, me quedo sentado en mi sofá disfrutando de mi acomodada vida, convenciendome a mí mismo que no merece la pena hacer nada por nadie que no hace nada por mí...con mi hipocrésia a flor de piel, sigue la lucha en mi interior.

1 comentario:

  1. "A veces la vida se nos cae a los pies con el peso y el frío de una bola de plomo" - María Dueñas

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