lunes, 3 de octubre de 2011

La vida, detrás de cada esquina...

La botella de Whisky ya estaba menos de media, quedaban solo tres cigarros en el paquete y estaba tan presente tu rostro en mi mente esa noche que lo mejor que podía hacer era salir a pasear sin rumbo por las calles desiertas de este frío diciembre.
Cogí la gabardina, los tres cigarros, y caminé durante más de una hora por calles por las cuales nunca había paseado, o tal vez sí, pero el alcohol y tus ojos me impedían ver la realidad a la que me conducían mis pies.
Ya regresaba a casa sin mucha prisa, con desgana de todo, sin pensar en nada,  cuando crucé aquella esquina sin mirar y mi nariz impacto con su frente haciendo que cayera redondo al suelo. Cuando hacía esfuerzos para incorporarme y soltar mi puño a aquello que fuese lo que me había golpeado pude verla a ella, con una mano en la cara por encima del pelo, con mirada temerosa, con la duda de intentar ayudarme o salir corriendo sin mirar atrás.
- No te preocupes, estoy bien. Pude balbucearle. Le dije que estuviera tranquila que no iba a hacerle nada, que solo era un pobre atormentado por los celos que salía a pasear a medianoche. Ella lloraba, quizás ya estaba llorando antes de toparse conmigo. Le propuse que me acompañara con mi paseo por si necesita hablar, le coloqué mi gabardina sobre los hombros y paseamos durante unos minutos más, quizás unas horas, cuando nos despedimos ya era de día y comenzaba a llover.
Ahora ella duerme a mi lado, igual que lo lleva haciendo durante los diez últimos años de mi vida. Noviembre se presenta muy frío y no hay nada como el calor del hogar. Nuestros hijos duermen en sus habitaciones de este sábado de lluvia intensa, pronto vendrá uno más.
Te recuerdo estos días, porque puedo celebrar mi aniversario gracias a ti, no directamente, está claro, pero tú fuiste la culpable de que esa noche bebiera sin control y saliese a pasear para intentar olvidar como te marchaste con ese tipo a dos semanas de nuestra boda.
Me comentan que te has vuelto a separar por segunda vez, y que, a veces, te han visto pasear por las noches gritando mi nombre, pidiendo que vuelva a tu lado. La vida da muchas vueltas, ahora te echa a ti a la calle por tus indecisiones, por tus dudas, por creerte ombligo del universo sin pensar en nada más, por no valorar lo que tenías entre tus manos.
Soy muy feliz, en parte es gracias a ti, aunque no como a ti te hubiese gustado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario