miércoles, 27 de junio de 2012

Ellas


Veintisiete de Junio de dos mil doce, tres y media de la mañana, la siesta, el café, y ninguna ocupación irremplazable que hacer mañana, hacen que vuelva a desnudarme ante esta pantalla, mientras el ventilador rompe con su ronroneo el silencio de la noche.

Me encantan las noches, vuelvo a repetir… su mágico silencio, la lentitud del reloj, las reflexiones vitales que compartir con la almohada, rememorar lo que se fue y fantasear lo que se quiere ser…

Esta noche pienso en ellas, pienso en vosotras, en las que estuvieron, en las que se fueron, en las que no quisieron estar, en las que no quise que estuvieran, en las que estarán y en las que no se si están o no…

Recuerdo los primeros amores, la infancia, cuando un cruce de miradas suponía la mayor aventura emocional jamás vivida. La lunática adolescencia, con todo su recorrido, en el tiempo en que el mayor de los retos consistía en sentarse al lado de la chica que te gustaba e intercambiar alguna frase, por absurda que fuera. La edad en la cual tenía tan claro que me moriría contigo si te matas, en que me mataría contigo si te mueres, como jamás lo he vuelto a tener. El contacto con sus manos en el cine, cuando Godzila rugía fuerte mientras destrozaba una ciudad o Leonardo DiCaprio se hundía hacía el fondo del mar junto al vulnerable Titanic. Los primeros besos, el caos hormonal, los primeros corazones rotos, el inicio de algún fracaso de las experiencias que dejaron huella.

Más cercanos tengo otros besos, de aquellas relaciones que empezaron igual que terminaron, sin hacer ruido, sin levantar la más mínima emoción. De otros besos a rostros borrosos que jamás he vuelto a ver. De momentos infinitos compartidos en un pequeño colchón, de dejarse llevar sin saber muy bien a donde, de recordar su pasada presencia y sentirte bien.

Más lejanos están otros besos, aquellos que nunca di, aquellos que jamás daré. Aquellos en los que el miedo me impidió dar el empujón definitivo hacia el deseo cuando ya se divisaban cercanos el surco de sus labios. Esos que se perdieron, que jamás serán recuperados, y que en ocasiones levantan hilos de incertidumbre en mi interior.

Ahora imagino otros, no se a que saben, no se de quién serán...quizás de alguna conocida, de alguna que esta por llegar, o quizás sean los tuyos, que lees estas letras sin saber muy bien porque…

Nunca se sabe que es lo correcto, lo incorrecto… o si tu, o yo, o alguien hubiese dado un poquito más, tal vez ahora estaríamos compartiendo colchón. Miro al frente, no veo nada, mientras espero expectante lo que este por venir…solo me queda volver al rincón de mis sueños, donde cada noche vuelvo a imaginar todas esas bocas que nunca fueron mías, que nunca serán mías…


2 comentarios:

  1. Los que pudieron ser, llegaron y se fueron...

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  2. Cuando quieras hacemos la prueba aver si los labios que tanto buscas son los mios.....jejejje

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